lunes, 22 de noviembre de 2010

La vida fuera de la estación o Ana, segunda parte




Hace más de un año, encontré a Ana en el tren.

Pensé que había borrado su número de mi teléfono, porque no nos vimos más y las cosas se diluyeron.

Pero esta mañana, cuando salía a la estación para tomar el tren a Friburgo, sonó la alarma de mensajes. Y me marcó un contacto conocido:



"Hola. Para mi tesis tengo que entrevistar a mujeres de lengua materna español. Sólo les quita 1 hora. Diganme si pueden. Cuándo? El café lo invito yo. Besitos y saludos. Ana desde Friburgo."



"Tanto tiempo! Qué casualidad, estoy yendo a Friburgo ahora, pero es un poco justo en este momento. Te dejo mi mail así arreglamos XXX@xxx besos"


"Si yo he tenido tantas cosas. Los estudios, el divorcio, mi nueva pareja y un bebito en camino. Tu aún vas a Ginebra? Te escribo esta semana al mail que me dices. Saludos y un abrazo"



Más allá de que, después de haber dado tanta información en un mensaje de texto podría haberme evitado el humillante "tu aún vas a Ginebra?" (que se leía como "y en tu vida pasó aunque sea un diez por ciento de lo que pasó en la mía?)... digo, más allá de eso, me alegró saber de su vida fuera del tren...
Por lo visto, sigue a toda máquina.

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