sábado, 23 de octubre de 2010

Magnifique, Prima y buena onda










Una sube dormida al tren, que llega con demora.

El tren tiene demora si una llega temprano a la estación. Si, en cambio, una llega 29 segundos tarde, el tren parte en horario (y claro, lo pierde).

Afuera llueve y está fresco.

El diario es un bajón: Bélgica se separa, Alemania prolongó la explotación de las plantas nucleares, la crisis norteamericana repercute en el mundo entero y los mineros chilenos, los que no están enterrados, no tienen trabajo ni posibilidades de indemnización laboral.

Cierro el diario y prendo la compu. Que bueno que el tren no tiene internet.

En eso escucho un derroche de „buen día“ que avanza por el pasillo del tren. „Próxima estación: Fribourg“, „buen día, pasajes por favor“, „magnífico“, „super“, „fantástico“. „Merci“, „Grüetzi“ (hola en Zurich), „super“, „prima“...

El tipo parece extasiado con la sola contemplación de un ticket de tren. Cuando le muestro mi abono general parece regodearse de placer : Parfait! Merci beaucoup!

Joder, qué tipo buena onda.

Sigo escribiendo. Antes de la estación siguiente vuelve a pasar. Escucho que le dice „magic“ a alguien.

Lo mágico evidentemente no es el ticket, sino que alguien pueda ver magia en controlar pasajes. Y lo mágico es también que este tipo, de desproporcionado buen ánimo, me cambió el día. Y ahí viene de nuevo: „Bonjour“,"Magnifique", "Prima".

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